Blogia
tintero

fantasias

Romance Vial.

Romance Vial. Me enamore de ti, a través del espejo retrovisor de tu auto, recuerdo que rebasaste a mi coche por el carril derecho, en medio de un caos vial en donde tu y yo estábamos enfrascados, el lugar… el lugar fue lo de menos; recuerdo que cuando cruzamos las miradas automáticamente el fuego se encendió. Yo me dirigía al trabajo y supongo que tu también; maquillabas tu cara con cierta prisa no se si porque tu trabajo estaba muy cerca, y no te quedaba mucho tiempo o por la preocupación de chocar contra alguien; constantemente movías el espejo para ver los trazos que hacías sobre tu delicada piel, pero al momento que lo regresabas a su lugar, mirabas hacia atrás como para cuidar que no me fuera a mover de mi lugar, aunque tu y yo sabíamos que era imposible moverse a otro lado. Cada vez que volteabas hacia atrás, tu mirada penetraba en la mía dejándome completamente aniquilado, en ese momento no me importaba chocar contra tu carro, porque esa sería una buena excusa para conocerte, aunque definitivamente no era la mejor. Seguimos avanzando lentamente, yo no buscaba ni la menor oportunidad para moverme de carril aunque ya estaba retrasado para llegar a la oficina, pero mi concentración en ese momento era nula porque mis ojos estaban clavados en tu retrovisor, no perdía ni el más mínimo parpadeo de los tuyos; usabas unos lentes que te daban cierta personalidad de chica inteligente, también vestías una blusa verde pistache, eso era todo lo que alcanzaba a ver de ti.

En varias ocasiones tuviste la oportunidad de salir del carril y rebasar, pero tampoco lo hacías, me atrevo a decir que hasta frenabas un poco; tu auto era más potente que el mío y con mucha facilidad me hubieras dejado en aquella fila interminable de autos, que a mi en ese momento me parecía una bendición.

Como a 30 o 40 metros de nosotros, se encontraba un camión descompuesto y cada uno tomó un carril diferente, al principio quise seguirte pero me di cuenta de que no iba a quedar atrás de ti, y mejor decidí rebasar por el carril derecho, cuando llegue al frente del camión pude ver que no estaba descompuesto, sino que se había impactado con un auto compacto; al pasar el percance me incorporé nuevamente al carril en donde anteriormente veníamos, pude percatarme que el carril en donde tu habías entrado avanzaba más lento que el mío, trate de frenar un poco, pero por la prisa de los autos que venían tras de mi no pude hacer nada; alcance a ver un poco desesperado tu rostro cuando viste que mi coche se alejaba como si me estuvieran arrastrando una manada de caballos salvajes; un tanto resignado me aleje sin dejar de mirar hacia atrás para no perder de vista tu coche, pero fue en vano la corriente de autos finalmente me arrastro y te perdí de vista.

Como no sabía hacia donde te dirigías entro a mi una fuerte angustia, como si te fuera a perder para siempre, sin darme cuenta que ni siquiera te conocía, tontamente decidí orillar el coche hasta el acotamiento pensando que si tu lograbas verme entre el tráfico también lo harías, espere por unos minutos hasta que desilusionado me di cuenta de que ya no pasarías, pensé que quizá te habrías desviado en algún otro lugar, justo cuando estaba a punto de subir al coche y tocar retirada un flamante pointer rojo se detiene a mi lado; helado me quede cuando bajaste tu ventanilla derecha y preguntaste con un toque de seguridad y una sonrisa encantadora, — ¿Te pasa algo, te puedo ayudar?, sin saber que contestar y con una sensación de miedo y alegría a la vez conteste lo primero que se me ocurrió, tratando de ocultar que solamente te estaba esperando, — Creo que se desconectó algún cable del motor, pero no tiene importancia lo repararé rápido, dándome aires de ser bueno para la mecánica; fue entonces cuando estacionaste tu auto adelante de el mío y bajaste.

Mis ojos no daban crédito a lo que veían, una mujer realmente hermosa; en ese momento supe que quería conocerte más a fondo aunque tu mirada me decía lo contrario, cuando nos mirábamos sentía que ya te conocía de toda la vida; era una sensación extraña, hacía apenas unos minutos antes quería platicarte todo sobre mi y ahora que te tenía frente a mi, no podía decirte nada. Te acercaste a mi con garbo al caminar y nuevamente preguntaste, — ¿Todo bien?, en segundos desperté y conteste, — Si todo bien; abrí el motor para evitar que te dieras cuenta de que todo era mentira e hice como si estuviera revisando la falla, sin sacar el cuerpo del motor te pregunte; — ¿te diriges al trabajo?, —Si, me respondiste y por cierto te dejo porque se me hace tarde, nos vemos; — antes de que te dieras la vuelta te pregunte, Oye ¿tienes teléfono?, me contestaste, — Tengo poco tiempo en este trabajo y aún no me lo aprendo, pero dame el tuyo y yo te hablare; al momento saqué de mi cartera mi tarjeta y te la di, — entonces espero tu llamada, te dije, — Si adiós; y diste la vuelta y subiste a tu auto, — adiós. Cuando arrancaste, recordé que había olvidado algo muy importante, preguntarte tu nombre, y pensé, al rato que me llame se lo pregunto.

Por las facciones de tu cara y por todo tu demás físico, te comencé a bautizar como con cinco o seis nombres, tal vez… Erika, Claudia o ¡quizá Denisse!, que tal Dévora o Belem, etc, etc…y así me la pase buen rato y tu llamada no llegaba, contestaba al instante el teléfono cada que entraba alguna llamada; paso parte de la mañana y no hubo movimiento alguno.

Primero a comer, no mejor a tomarnos un café, y que tal el cine; o tal vez solo un cigarrillo en algún mirador, y si es más reventada, mejor vamos a algún antro; ¿Será casada?, no creo, simplemente no se hubiera detenido; porque los hombres vemos todo con cara de sexo, tal vez fue su buena acción del día de hoy y yo lo tomé por otro lado, no creo sería mucha coincidencia y además lo sentí en su mirada; pero ¿porqué no habla? eso es lo que me saca de onda, en fin. Si no tiene nada que hacer el fin, la voy a invitar a jugar squash, será buen pretexto para vernos desde temprano y así aprovechar el día al máximo, o si le gusta la arqueología estaría bien que fuéramos a las pirámides; como me vería manejando ese pointer rojo en la carretera de Pachuca estaría de pelos, digo, por si no quiere manejar.

Ya me estaba adelantando demasiado a los hechos y aún no me hablabas, paso la hora de la comida y comencé a perder toda esperanza, yo te hubiera hablado llegando al trabajo, porque tu no lo hacías, me consolé pensando; tal vez tiene mucho trabajo y se le olvido, no creo porque yo en todo el día no te he podido olvidar, tal vez es vendedora y todo el día en la calle es imposible parar en un teléfono, pero debe de traer celular ¡si trae un pointer!, quizá no tenga crédito su teléfono; o si esta pensando que se le perdió la tarjeta que le di y esta en el carro, baja al coche Yenifer o como te llames ahí esta la tarjeta, si es así estoy perdido como hago para volver a verla; si hubiera podido abrir la boca en ese momento, pero no, me quede calladote.

Solo me quedaba esperar a que tu llamaras, regresando de comer ya sin la misma prisa de contestar el teléfono y con los ánimos hasta el suelo, un compañero me dice, — Tienes una llamada, incrédulo me pregunte a mi mismo, — ¿Será?; efectivamente al otro lado de la bocina estabas tú, nos saludamos, me preguntaste que si no había tenido más problema con el coche y te contesté que no, que había sido algo fácil de arreglar, te noté muy interesada y preocupada por mi y eso me puso muy contento, sabía que estábamos conectados en el mismo canal; así que de inmediato decidí poner en marcha mi plan, que ha decir verdad no tenía ningún plan en concreto, todo habían sido ideas sin fundamento alguno. Lo primero que te pregunté fue, —¿En donde trabajas?, nuevamente olvidé preguntar tu nombre, eran tantos mis nervios que las ideas se me movían de lugar constantemente, seguí preguntando algunas cosas de tu trabajo y fue entonces cuando con una disculpa por delante te dije, — perdón, y a todo esto ¿Como te llamas?.

Ensordecedor fue el estallido, cuando sin darme cuenta caí en un bache que me desbarató por completo el neumático, y justo cuando me ibas a decir tu nombre, que lástima nunca supe tu nombre, fue entonces cuando los coches que venían en tu carril me alcanzaron y junto con ellos el tuyo, sin darle importancia a la llanta te mire fijamente como queriéndote decir ¡para por favor no eches a perder el cuento!; me miraste y te sonreíste pero nunca te detuviste.

Desde ese día, procuro no soñar despierto, a decir verdad, no pierdo la esperanza de volver a encontrarte, y poder proponerte todo el plan que elaboré en escasos cincuenta metros, justo después de que ese camión se había impactado con el auto compacto y nos separó para siempre, y ahora todas las mañanas, te busco entre el tráfico, en cada pointer rojo que miro, aunque ya lo vea como una utopía, ya que cada día que pasa, por más que lo intento sigo sin recordar tu linda cara.

La belleza me asusta!!

La belleza me asusta!! De repente se apareció, de entre la gente salieron unos ojos hermosos pero solamente me vieron un instante no más; mis ojos no le quitaron la mirada de encima durante un buen rato y no lo hacían por molestar sino, más bien se sorprenden de ver tanta belleza junta y más aún tenerla tan cerca.

La oscuridad fue mi cómplice durante un buen rato puesto que me permitía observarla a detalle, rasgo por rasgo, línea por línea, sus ojos me miraban en instantes solamente, en realidad no sabía si realmente me miraban o era que yo me atravesaba por su camino; de pronto su mirada se quedó fija, mirándome como queriendo… no se, tal vez saludarme solamente, la sabía un poco seria y elitista que preferí desviar mi mirada hacía otro lado perdiendo de esta forma tal vez, la mejor oportunidad de acercarme a ella.

Sin querer me senté en su mesa y sin recordar en ese momento que ella estuviera en el evento en donde yo tocaba, al mirarla recordé al instante pero era demasiado tarde para que me moviera de mesa y también demasiado obvio, así que permanecí en el mismo lugar; recuerdo que su cara hizo un gesto como de – No que no tronabas pistolita. Se sentó y acomodó su cámara con la que trabaja y después un gesto de cansancio y aburrimiento; fue entonces cuando sin pensarlo lancé la primera muestra de que también estaba vivo y existía ahí en ese momento, –Ya te aburriste le dije; su rostro en ese momento cambió por completo, su cara era como de incrédula, como si pensará que nunca me hubiera atrevido a cruzar palabra con ella, y la verdad es que si, tenía tantos nervios de que me fuera a dejar con la palabra en la boca, qué bueno que no fue así.

El resto de la noche estuvimos platicando de nosotros, y no la pasamos a gusto; es una niña hermosa y muy agradable. Nuevamente pude comprobar que la belleza me aterra, al tenerla tan cerca me sentía muy inquieto con ganas de amarla toda mi vida. ¿No es aterrador esto?

Tintero

Amor en Pitufo

Amor en Pitufo Me sonreíste primero recuerdo y después me conquistaste con la alevosía que sueles tener las mujeres que se saben hermosas, no es muy difícil recordarte pues tu cara jamás la olvidaré, sobre todo tu sonrisa y tus caderas, tu estatura exacta y tus labios que estaban hechos para los míos; en verdad te amé.

Abordamos el metro en la estación Instituto del petróleo y no me quitaste la vista de encima, de momento pensé que el idilio había llegado a su fin puesto que estábamos a punto de llegar a la estación de Politécnico que era el final de esa línea del metro y se abría consigo una gran variedad de rutas a tomar. Que linda es pensaba en silencio y no me atrevía siquiera a preguntarte la hora para de esta forma entablar una conversación y el tiempo se me agotaba; vestías una chamarra color azul y tus pantalones color gris, tu cara resaltaba de entre los colores y de entre la gente también; apresuré el paso primero para alcanzarte y después para correr de ti, haciendo de esta forma una pequeña escala en el puesto de periódicos para comprar mi cancionero semanal que en este número incluía música de los Beattles; solamente la música podría hacerme olvidar a una mujer, por un momento solamente. Por instante te perdí de vista y caminé hasta el anden en donde abordaba el Pitufo (autobús del transporte público) que me llevara a casa; estos simpáticos autobuses los llamaban así simplemente por su color azul. Mi tristeza instantánea se terminó al voltear la vista para buscarte después de haber hojeado mi revista, y tu sonrisa otra vez, justo atrás de mi en donde formado esperaba para abordar el pitufo, yo sonreía pero no hacía más por nosotros dos.

La fila comenzó a moverse y de esta forma la gente a abordar el Pitufo; yo vestía un pantalón de pana negro y mi chamarra negra Pierre Crdin de paño que me gustaba mucho y era mi favorita o mas bien creo que era la única que tenía, bueno, el caso es que yo hacía alarde de mi revista como para que vieras que me gustaba el rock y quizá entonces tú me hicieras platica a mi.

Subimos al Pitufo casi al mismo tiempo y me senté en la ventana para dar paso a que te sentarás a mi lado y la verdad no pensé que lo fueras a hacer, y nuevamente tu sonrisa. Rápidamente abrí mi revista dándole una segunda hojeada y no preguntabas nada, podía sentir mi corazón salirse de mi chamarra y me aterraba que te pudieras dar cuenta de ello; la verdad estaba feliz de tenerte a mi lado. Ahora surgía una nueva incógnita, en donde bajarías, pues el camino se fue alargando más y más, tu sonrisa nuevamente; gracias a eso me di confianza y pude por fin articular palabras en mi boca, esta vez pregunté tu nombre, cabe mencionar que no me gustó en lo más mínimo; – Trinidad, me contestaste, dejando en mi un asombro que tuve que ocultar enseguida, de ahí surgieron mil preguntas y la sorpresa más grande fue que estudiábamos en el CCH y solamente nos dividían dos salones; ¿Porqué no te había visto antes?, desde entonces te hubiera amado como te estoy amando ahora pensaba en silencio.

Conforme transcurrió el viaje nos dimos cuenta fácilmente que éramos el uno para el otro y que por fin nos habíamos encontrado, de eso estaba seguro yo, pero no sabía si tu lo sentías también, de esto último pude estar seguro hasta que nos despedimos y marcaste tu boca en mis labios dejándome así, enamorado eternamente de ti, de tu linda sonrisa y tu hermosa figura.

Ese fue el comienzo de una hermosa relación que siempre recordaré. Ahora los Pitufos ya no dan servicio, y a ti jamás te he vuelto a ver, pero estoy seguro que nunca te olvidaré, solamente existen dos formas creo yo, cerrando este deshuesadero del cual soy dueño o mejor aún que algún día me compren y se lleven este viejo Pitufo que a diario veo y me hace recordarte siempre.

A Trini con cariño.

Tintero

Te extraño pequeña zorra.

Te extraño pequeña zorra. Jaja… ¿te lo puedes imaginar?, ¡te extraño!, y me da risa porque es una forma muy rara de extrañar, déjame aclararte que no estoy enamorado de ti ¡Dios me libre!, es primera vez que separo bien las cosas, bueno la segunda para ser sincero; extraño tus mensajes y tus llamadas cachondas, extraño también cuando me haces sentir que eres lo único que más quieres en este mundo ja, que digo extraño me cago de la risa pero no lo hago en tu cara porque…¿Qué tal que es verdad? Aahh…no me gustaría lastimarte, pero se que no es así, ya de antemano sabíamos en donde terminaríamos ¿verdad?; aún así te extraño, tenemos apenas unos días que perdimos el contacto y ya siento que jamás nos volveremos a ver, ¿será?, bueno pues si es así espero en verdad no extrañarte más pequeña zorra.

La Musa No.7

¿Existe la diferencia entre fantasía y fantasear?, ¡claro que la hay!; la fantasía es el grado superior de la imaginación; la imaginación en cuanto inventa produce; y fantasear es dejar correr la fantasía o imaginación. Ahora que ya encontramos la diferencia entre estas dos palabras, separemos la realidad de la fantasía sin temor a fantasear.

Las ideas de este escritor están convertidas en una maraña y le es muy difícil acomodar las líneas de esta redacción para lo que realmente él quiere expresar. Tal vez en forma cronológica y así llegar al final ¡no!, esta historia no tiene final, recordemos que la Musa No. 7 no tiene final y a través de la lectura el lector mismo sabrá si darle final a tan ardiente, romántica y peligrosa historia.

Cada una de las deidades que, según la fábula habitaban, presididas por Apolo, en el Parnaso o en el Helicón y protegían las ciencias y las artes liberales, especialmente la poesía se les llamaban musas, su número en la mitología era vario, pero ordinariamente se creyó que eran nueve. Para el autor la musa es más que eso, es la inspiración misma convertida en mujer; pero si una musa es inspiración ¿porque se roba los pensamientos?, ¿porque somete al escritor y arrebata su imaginación dejándolo con la mente en blanco total y con pensamientos ajenos a los que en realidad el escritor se debería enfocar?.

La Musa No.7, no es precisamente la séptima musa de la mitología, esta es una musa propia del escritor, y para él, es la encargada en esta historia de convertir la fantasía en realidad, llevándonos así por pasajes de ausencia total del razonamiento y de esta forma fantasear dentro de la fantasía, llegando a tal grado que la realidad se convierta nuevamente en fantasía.

La Musa No. 7, es una historia que ni el mismo escritor hubiese querido escribir nunca, ya que conforme avanza la historia su desarrollo se torna confuso y hostil; nos permite ver como lo dulce se amarga, lo limpio se ensucia, lo profundo sale a relucir, infectando de esta manera los sentimientos que en determinado momento puedan llegar a ser sinceros; la parte positiva es la conductora de el desarrollo de esta historia, la parte positiva tiene todo lo que cualquier escritor quisiera que cada una de sus musas tuviera, la parte positiva vale la pena vivirla, y por la misma vale la pena arriesgar y fantasear. continiuara…

Tintero
null